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Misa
el coste de la muerte (y vivir alegremente)
Puede que lo leas otro día, pero hoy es domingo.
Y los domingos, de momento, toca misa.
Si te huele a húmedo, lúgubre o a cera de velas… la puerta está abierta.
(el domingo pasado me dijeron que no se entendía muy bien. Ya… También leí otra cosa que quizás te ayude a entenderlo peor: “Sólo hay dos tipos de persona que se toman los textos sagrados como literales: El fundamentalista y el ateo.” Este texto, no es sagrado).
Que igual piensas que qué tendrá que ver una newsletter sobre la banca, los bancos y el sistema financiero con un alzacuellos.
Pues nada y todo.
Por cierto, ¿cuándo fue la última vez que fuiste a un tanatorio?
Aquí se fue hace demasiado poco.
Además, por motivos (no) accidentales.
Hay gente que quiere morirse.
Y hay gente que consigue lo que quiere.
Parece que no nos gusta hablar de la muerte. Y tengo pruebas sólidas de que es así. En directo. Ahora mismo.
Fíjate, el editor de textos con el que te escribo no reconoce como correcta la palabra “tanatorio”.
Luego no saldrá corregido, pero dejo muestra del cadáver:
¿lo ves?
No es correcto hablar de la muerte.
Y menos cuando te la das, que dicen que es muy sui géneris.
¿Consecuencias del sistema financiero?
Esta quizá no. Pero muchas otras, sin duda. Aunque, bueno, ni idea. Que como dijimos el pasado domingo: Sin duda, el que cree que sabe mucho, en realidad no sabe nada. (1 Corintios 8:2)
Si no es correcto hablar de la muerte, hablemos de su contrario, de la vida. Y de cómo vivirla. Bueno, de cómo dice ese libro que se ha de vivir.
Por si te sirve:
Y todo lo que podamos hacer, hagámoslo con alegría. Vamos camino a la tumba, y allá no hay trabajo ni planes, ni conocimiento ni sabiduría (Eclesiastés 9:10).
Ya ves, la Palabra del Señor diciéndote que la goces mientras puedas. Un carpe diem en toda regla.
Lo que pasa que esta frase y la del carpe, a veces, se lían.
¿No?
A mí no parece que te inviten al consumo de fentanilo.
Más bien a que me esfuerce y que me de cuenta de que vuela el tiempo.
Que lo que tenga que hacer lo haga ahora.
Con alegría. Como me decía mi padre para meter prisa: venga, alegría, alegría.
¿Crees que tienes que hacer algo con tu vida financiera?
¿Con la cartera que, quizás, te están robando?
¿Con tu dinero?
Pues… alegría.
Pensaba dejarlo aquí.
Pero existe otra casualidad.
No voy a decir que la pobre chica (o chico) estuviera en sus cabales. Nadie que se quite lo que nos han dado creo que lo esté. Solo necesita ayuda.
Pero algo que me dejó muy loco fue esta casualidad, que te puedes creer o no.
Esta: La familia descubrió en el armario un fajo de billetes bien gordo.
¿Por qué?
Su abuela me dijo: No se fiaba de los bancos.
Dios bendice más al que da que al que recibe (Hechos 20:35)
Por si quieres recibir (digo, dar):
En la PD la verdad verdadera