Misa (oremos)

amén

Allí me tenías, en la sexta fila de una iglesia de pueblo, en medio de la misa, escuchando oraciones que he oido -y repetido- cientos, si no miles de veces.

Se lo he leído a un tío muy simpático.

Y me sirve para este domingo.

A ver si a ti también.

(Sigue)

A pesar de decidir conscientemente no participar, el subconsciente movía mis labios porque era lo que tocaba en esa situación.

Dicho de otro modo, de haberlas repetido tantas veces mi cerebro y mi boca iban en automático.

“De pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…”

Una de las cosas que más me fascinaba (y sigue fascinando) de las ceremonias religiosas es como la gente repite frases que creo que muchas veces no entiende completamente.

Frases que usan un vocabulario cervantiano, una sintaxis rebuscada y una puesta en escena clásica y muy poco alineada con la manera de hablar actual.

Y aún así, quince años después, las recuerdo perfectamente y las repito como un autómata.

Fíjate lo potente que es esto.

Si consigues que alguien interiorice y haga suyas convicciones sobre cualquier tema, lo hará de esa manera casi sin pensar, porque toca, porque en esa situación se actúa así.

Insisto: aunque no comparta el fondo o no lo entienda del todo.

Y esto tiene muchas aplicaciones, claro.

Por supuesto que las tiene.

Este tío sigue haciendo algunas de esas aplicaciones. Tu puedes hacer las tuyas y yo las mías. Y como esto lo escribo yo, pues…

Pues ya sabes, vamos a la banca.

Recupero la frase: Si consigues que alguien interiorice y haga suyas convicciones sobre cualquier tema, lo hará de esa manera casi sin pensar, porque toca, porque en esa situación se actúa así.

Lleva esa frase a tu (no) educación financiera:

  • Abre una cuenta bancaria que allí el dinero está seguro.

  • Comprate una casa con hipoteca.

  • Si tienes un dinerin habla con el dire de tu banco. Es tu amigue.

  • Todo lo que supere un 10% de rentabilidad es mentira.

  • Los que tienen mucho dinero, algo habrán hecho… Malosos.

  • … (no estoy muy inspirado, tengo sueño).

Sí. Parece que a fuerza de repetir lo haces tuyo.

Ya no piensas, actúas. Sin más.

¿Será eso lo que quieren?

100% que sí. Amén.

La repetición es la mejor arma de persuasión que existe. Y esta misa solo es una prueba más de ello. Toni Segarra tiene un libro maravilloso sobre esto y otras cosas: La marca de Dios. Libro que todavía no he leído al completo. Pero fijo que viene esta idea.

Y por eso el dicho: Una mentira mil veces dicha, se convierte en una gran verdad (Joseph Goebbels)

Nos ha judío.

Ojo, que se nos perdonen las calumnias. Esto no quiere decir que lo que se repite en misa sea verdad o mentira. Ese ejercicio lo hace cada uno.

Pero el de la banca y nuestra deseducación financiera es digna de un tío con bigote estrecho.

Por cierto.

Uno que igual repetiste muchas veces es el padrenuestro.

Muy bien.

Y al orar, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su palabrería. (Mateo 6:7)

Mmmmhhh.

Pues que igual hay que entenderlo. Y no sólo repetir tu comportamiento financiero en automático. Entender cómo funciona el sistema financiero repetitivo tradicional. Quizás entendiéndolo se puede exprimir su jugo al 100%. Quizás hasta se vea el cielo financiero. Uno diferente.

¿Quizás?

¿Abajo?

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