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Negocios sucios en el bar
cuando nada funciona
Año 2004
7 amigos
Un titulo caliente de la universidad de Palermo
Mmmmh
¿Qué montamos?
¿¡Pues qué vamos a montar!?
¡Un bar!
(Puedes leer este sin haber leído los dos anteriores -por aquí- pero mola más sabiendo la historia, que es digna de ser leída)
Mucho título en la uni (esa educación superior dictada ¿por quién?) pero ni idea de cómo montar un negocio. Aunque sea un bar. Con respeto a todos los bares (al final va una loa).
Así que le piden a un colega más enteradillo con conocimientos contables y financieros que les eche las cartas, digo los números.
En un par de semanas se los tiene hechos. Y ahí una cosa que no cuadra, que asusta, que pone en peligro el negocio.
No es la falta de alcohol, ni de pizza, ni falta de ganas de fiesta en la zona.
¡Ni siquiera los impuestos!
Es la siguiente partida: Rischio dil pizzo.
Vaya, la mordida que hay que prever para cuando venga la mafia a por “lo suyo”. Que es tuyo.
El importe no era precisamente piccolo.
Pero nadie sabe de qué se sorprendieron.
En Palermo la mafia recauda más de 160 millones de euros al año en tiendas y negocios, y el 80% de las empresas sicilianas pagan el pizzo. Flipa con este dato: Para hacerse una pequeña idea del impacto que tienen las actividades de la mafia en la economía italiana es conveniente saber que los ingresos totales de las diferentes familias mafiosas equivalen a 137 mil millones de euros, lo que equivale al 7% del PIB de Italia.
¿Y qué hacemos? ¿Qué hicieron?
¿Llorar?
Pues seguro que lloraron un rato.
PERO.
Recodaron un legado. Un grito a la dignidad. Al atrevimiento.
Recordaron a Libero Grassi y Pina Maisano Grassi.
La semilla, que germina.
Inspirados en esas dos figuras, estos jóvenes valientes hicieron algo.
El 29 de junio de 2004 Palermo amaneció empapelada con pegatinas que decían:
“Un intero popolo che paga il pizzo è un popolo senza dignita”
“Un pueblo entero que paga el pizzo es un pueblo sin dignidad”
Años más tarde siguen generando una revolución cultural contra la mafia.
No solo se dedicaron a hacer pegatinas. Publicaron una carta anónima en el periódico La República con mensajes incendiarios. Mentes ardiendo y conciencias quemándose.
Dicen que se marcó un punto de inflexión.
En el siguiente correo comentamos la misiva.
¿Pero? ¿Y esto qué, a ti? ¿Qué hay de Banca sin Bancos?
A ver qué sale.
Mira, estos jóvenes eran universitarios. Pero no tenían ni idea de cómo funcionaba el sistema financiero. Lo que en su caso, incluye la mafia. Eso sí que lo sabían, pero tampoco se lo enseñaron en el cole.
¿Te dice algo?
En España, por ejemplo, no tenemos pizzo. Pero el sistema educativo tampoco nos ha enseñado nada de dinero, o finanzas.
Y aparentan haber conductas mafiosas (sin hablar de impuestos)
Como hablamos en correo anterior, ¿qué mejor forma de manipularte que desde el sistema? Quiero decir, que si el sistema financiero está mezclado con el Estado y con los medios… Pues ellos se lo guisan, ellos se lo comen.
¿Conspiranoico?
De nuevo, dale una vuelta a la educación financiera (y de la otra) que tienes, a la publicidad en productos financieros para ser burrito tras zanahoria, todo con la bendición de gobiernos sometidos a bancos centrales expoliando con el impuesto silencioso de… la inflación.
Uy que me lio, me lio.
El caso es que igual nos cuentan lo que les interesa y además, nos hacen creer que es por nuestro bien.
Tanto italiano me recuerda que son muy católicos. Y esto me ha venido: Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. (2 Corintios 11:14)
Ya me he liado bastante. Pero me están gustando las frases italianas. Así que, otra vez, te invito a sospechar: Cui niente sa, di niente dubita.
Mientras tanto (y hasta que pueda picar a tu tarjeta) imitaré a estos valientes jóvenes pidiéndote que pases unas pegatinas. Que tienen regalo, pero si nos ponemos muy católicos otra vez, es más por ti que por mi: Más bienaventurado es dar que recibir. (Hechos 20:35)
(Debajo hay unos PDs en honor a… los bares. Y me pongo amoroso porque la vida se va.)