Ya están aquí (SORPRESA)

Cuando crees que nunca llega

Perder la partida, beber tu saliva

Ya están aquí.

¿Quién está? ¿Quién llegó?

La declaración de tu renta con Agencia Tributaria mediante.

¿Cómo lo llevas? ¿A gusto con tu aportación a educación y sanidad?

Si es que uno cuando es solidario se siente bien. Que ya lo vemos en misa los domingos: hay más felicidad en dar que en recibir.

Disfruta.

Lo que pasa es que no debe surtir el mismo efecto cuando la dación (o la solidaridad) es en diferido. Vaya, que tú no eres quién la hace. La hacen por ti. La felicidad también debe quedarse por ahí. Sí, en los hospitales y los coles.

Oye, que igual tú estás sonriendo y te han devuelto.

No te han dado nada, eh. Sólo te han devuelto.

Te han devuelto algo de lo que te quitaron.

Te cuento otra gracia que te cuentan de los planes de pensiones y de estas fechas tan señaladas de declaraciones. Y luego te cuento el: Te lo dije.

Mira lo que nos contó un día Pepe que le contaron a él:

Pepe, tenía dudas sobre escribirte esto o no, pero me va a venir bien como terapia.

Fíjate que estas cosas no se las cuento ni a mi psicóloga, así que imagínate lo que confío en ti…

Soy alumna de la anterior edición de Banca sin Bancos y te voy a decir el motivo por el que entré, por si te sirve a ti o a tus lectores.

No lo hice por mí, sino por mis hijos.

Yo no es que llegue ya tarde, pero lo voy a poder aprovechar menos.

Pero pienso en mis hijos y en las enseñanzas que les voy a poder compartir y me sale una sonrisa en la cara, como de jubilada feliz.

Mi padre trabajó muy duro durante muchos años y fue lo que se conoce como una hormiguita. Ahorraba todo lo que podía y más y cómo confiaba en el del banco, lo metía todo en unos planes de pensiones que al parecer eran lo mejor.

Cuando se jubiló, quiso tener un detalle conmigo y mi hermano y de los 180 mil euros que había conseguido acumular en su plan de pensiones a base de mucho esfuerzo, pidió rescatar 150 mil, para repartirlo entre mi hermano y yo.

Imagino que ya sabes cómo termina la cosa, pero ni mi padre ni mi hermano ni yo fuimos conscientes entonces de la gran cagada que estaba haciendo.

Te reconozco que me vino genial la ayuda de mi padre. Esos 75 mil euros que nos dió me ayudaron a tapar agujeros, pero no podía imaginar que al año siguiente iba a tener que pagar casi 80 mil euros de impuestos en la renta por haber rescatado el plan de golpe.

Como no tenía dinero para pagar la renta, tuvo que pedir una hipoteca sobre su vivienda que ya estaba más que pagada hace años y ahora, tras más de 40 años currando, destina una parte importante de su pensión a devolver la hipoteca.

No veas que desastre y que drama familiar.

Jo-e.

Pues nada.

Cositas que hacen tu banco, el Estado y los medios de in-des-comunicación.

Por cierto, mi padre se jubiló el año pasado.

Ayer hicimos su declaración.

Te lo dije.

Y lo de abajo, también.

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