vergüenza

y al final nunca pasa nada, ¿nada? ¿seguro?

silencio

Llevamos unos días hablando de Bancos Centrales.

De esos que se encargan de vigilar que el dinero vaya bien. Y que por supuesto no lo consiguen porque como dice Michael Jordan:

Existen buenas y malas maneras de hacer las cosas. Puedes practicar el tiro ocho horas diarias, pero si la técnica es errónea, sólo se convertirá en un individuo que es bueno en tirar mal.

Pueden seguir intentándolo.

Hay 5.000 años de historia (con muchas historias) que avalan que en ninguno de los casos van a conseguir tirar bien.

En esos 5.000 años de historia monetaria ningún papel moneda (el billete que llevas en el bolsillo y que está respaldado por… espera, ¿por?… nada) ha sobrevivido al paso del tiempo.

Así que no se vengan a marcar ningún triple los Centrales Bancos.

Se puede afirmar con certeza, sin ningún género de duda, que, finalmente, el papel moneda vuelve a su valor intrínseco.

¿Y cuál es ese valor?

Cero.

(Bueno, aquí ya viste que algunos al menos se calentaban quemándolo).

Eso que hacen los Bancos Centrales con los tipos de interés negativos (locuritas), manipulación del mercado de tipos de interés, impresión ilimitada de papel y la más guarra alteración del libre mercado pasará a la historia.

Podrá ser en el 5001 o o en el 5010, pero pasará.

Bueno, ya está pasando. Pero habrá una gorda…

Cuando eso pase se va a ver lo que dice Warren Buffett: Sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo.

Quizás, si miras abajo, puede que no te pille todo esto en bragas.

Pero antes de mirar abajo.

No sé si te has dado cuenta de las movidas que hay en Españita con los mamoneos y demás. Ojalá que no, eso significa que no has perdido el tiempo como yo con esas distracciones vanas.

Pero, no sé qué opinarás por ejemplo, de que la señora que dirige el Banco Central Europeo (la señora Lagarde) está condenada por negligencia en el desvío de fondos públicos en 2016.

¿Negligencia? Venga, acuéstate y suda.

Y ahí sigue. Ahí la tienes a la muy.

Como ya sabes, al final, es todo lo mismo. Política, bancos, finanzas… está todo conectado. Al final son los unos los que se prestan a los otros (ya sea dinero o favores).

Y es que la evolución de la deuda se debe a esas promesas a los votantes, imposibles de cumplir por mucho que haya un botón de imprimir.

Al final, todo se pagará. Y se pagará con una combinación de confiscación, devaluación e incumplimiento. Pobreza más pobre. Se pagará.

O quizás, ya lo estamos pagando.

Abajo, es para salir de esa espiral. Saber cómo te la juegan, jugar a su juego e incluso… incluso cambiar a un juego (mucho) mejor.

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