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Misa (domingo de Ramos)
una penitencia bancaria que te eleva
15 Llegaron, pues, a Jerusalén. Jesús entró en el Templo y comenzó a echar de allí a los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas, 16 y no permitía que nadie atravesara el Templo llevando mercancías. 17 También les enseñaba con estas palabras: «¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”?
Pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”
Marcos 11:15-17
Hoy empieza el domingo de Ramos y la Wikipedia dice esto:
El Domingo de Ramos conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén, cuando se colocaron ramas de palma en su camino, antes de su arresto el Jueves Santo y su crucifixión el Viernes Santo. Marca así el comienzo de la Semana Santa, la última semana de la Cuaresma.
Y arriba tienes lo que dijo uno de las veces que entró a Jerusalén.
No sé lo que diría hoy porque la cosa también está caliente por ahí…
Pero nos ceñiremos a lo que estábamos contando estos últimos domingos.
Igual ya no te acuerdas, pero estábamos hablando de la casa de ladrones.
Perdón, que no soy yo de repartir tanta cera (ponme unas velas).
Estábamos hablando de lo que pasa cuando mezclas lo que sea con prácticas bancarias guarras e inmorales. Y parece que la creación del Banco Vaticano cayó en ese pecado capital: la avaricia (una loa al dios Mammón).
Bueno, el domingo pasado hablamos de cómo un tío que no sabía hacer la O con un canuto financieramente hablando (lego en la materia) consiguió pasar de guardaespaldas (por decir algo, Koldo) a obispo. Y de obispo a a dirigir el Banco Vaticano o IOR.
El (mon)señor Paul Marcinkus.
Se conoce que el espíritu santo obró sobre él y consiguió hacer buenos números en sus primeros años.
¿Espíritu santo?
Bueno esa cosa parece que era más cosa de la Cosa Nostra (perdona).
Sí, la mafia.
Ya vimos el domingo pasado que Marcinkus se mezcló mucho con el banquero Michele Sindona. Sindona tenía unos vínculos tan evidentes con la mafia que acabó preso. Y allí pronto le esperó un café con cianuro.
Sí, muy loco todo. Pero ahí no acaba la historia.
Qué va. Agárrate.
Marcinkus continuó la senda de Sindona con nuevos “colaboradores”.
Varios mafiosos arrepentidos revelaron en su día la activa participación del Banco Vaticano en el reciclaje de dinero de la Cosa Nostra siciliana y la estrecha colaboración de Marcinkus con el clan de los Corleonesi, a los que gestionaría sus inversiones con absoluta discreción (bueno, no tanta, que aquí lo estamos contando).
(Acuérdate que Marcinkus inspiró el personaje del arzobispo Gilday en El Padrino III. Y de que la realidad supera la ficción)
El escándalo del Banco Ambrosiano, culminado con el probable asesinato de Roberto Calvi, fue la guinda del pastel.
La cesión por parte de Marcinkus de hasta el 37% de las acciones de la Banca Católica del Veneto al Ambrosiano, que en la práctica estaba controlado directamente por la Cosa Nostra, pues ya… empezó a oler tanto a quemao’ que los miembros de la curia empezaron a dar el alto.
1982: El Banco Ambrosiano (prácticamente del Banco Vaticano - IOR) cae.
A los infiernos. Colapsa y…
Salta la liebre.
Los tejemanejes de Calvi (con el que empieza esta serie de correos) dejaban tras de sí un agujero de 1.300.000 dólares en préstamos a empresas fantasmas de Latinoamérica, siempre amparados por el IOR y con el visto bueno de Marcinkus.
Pero amigo, Marcinkus era caballito blanco.
Gracias a la extraterritorialidad del Vaticano, logró eludir a la justicia italiana y mientras tanto el IOR se lavaba las manos negando la evidencia. Ya sabes… a lo Pilatos.
Bueno, la cosa desvarió tanto que a finales de los 80, Juan Pablo II decidió intervenir para sanear el IOR.
¿Se acabó?
Las finanzas papales seguirían dando titulares en los años sucesivos.
Si es que cuando mezclas la avariciosa banca con algo, por bueno que sea… se pervierte. Y también hubo samaritanas del amor de por medio… pero nos vamos a cortar tito, sería empujar muy abajo.
¿Abajo?